Memòria obligatòria
Nascut a Toledo (607), va rebre una brillant formació, i essent abat del monestir d’Agalí (Toledo) i bisbe de Toledo (657), esmerçà els seus esforços a acostar la Bíblia i la doctrina de la tradició patrística al poble: ‘Aquell qui es lliura de ple a meditar l’Escriptura, escorcolla la saviesa dels seus predecessors i estudia les profecies, examina les explicacions d’autors famosos i penetra per paràboles complexes el misteri de proverbis i enigmes. Molts lloaran la seva intel·ligència, i la seva fama viurà per generacions’.
Oració col·lecta
Déu totpoderós, que féreu de Sant Ildefons un defensor insigne de la virginitat de Maria, concediu als qui creiem en aquest privilegi de la Mare del vostre Fill de sentir-nos emparats per la seva intercessió poderosa i maternal.
Pots consultar les lectures d'avui a lectures.missa.app.
Estamos hechos para contemplar. Esta obra trata del cultivo de las habilidades precisas para la más sutil, fácil y penetrante de las artes espirituales. La comunión con Dios en el silencio del corazón es una propiedad sobrenatural, como la capacidad del rododendro para la floración, la del polluelo para volar y la del niño para la alegría y el abandono desinteresados. Si la gracia de Dios, que inunda y simplifica la prodigalidad de nuestras existencias, no consuma esta capacidad mientras vivimos, entonces sin dudarlo hará el abrazo de Dios, que nos acogerá cuando entremos en el misterio transformador de la muerte. Este Dios que se entrega, el Ser de nuestro ser, la Vida de nuestra vida, ha hermanado dos aspectos sin discusión del devenir humano: estamos hechos para una comunión íntima con Dios y todos hemos de enfrentarnos a la muerte.
-Pot rebre-ho demà*
*Si està disponible.
*Comandes peninsulars abans de 17:00h.
Enviament gratuït*
*Comandes +50€ (Només Península i Illes Balears)
Durant l'estat d'alarma no es realitzen enviaments a Amèrica del Sud ni Amèrica Central.
-O pot recollir-lo a la botiga.
Estamos hechos para contemplar. Esta obra trata del cultivo de las habilidades precisas para la más sutil, fácil y penetrante de las artes espirituales. La comunión con Dios en el silencio del corazón es una propiedad sobrenatural, como la capacidad del rododendro para la floración, la del polluelo para volar y la del niño para la alegría y el abandono desinteresados. Si la gracia de Dios, que inunda y simplifica la prodigalidad de nuestras existencias, no consuma esta capacidad mientras vivimos, entonces sin dudarlo hará el abrazo de Dios, que nos acogerá cuando entremos en el misterio transformador de la muerte. Este Dios que se entrega, el Ser de nuestro ser, la Vida de nuestra vida, ha hermanado dos aspectos sin discusión del devenir humano: estamos hechos para una comunión íntima con Dios y todos hemos de enfrentarnos a la muerte.