Promogut papa (1048) per l’emperador Enric III lluità contra la corrupció als càrrecs eclesiàstics i la vida poc exemplar dels preveres.
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Un cura se confiesa vio la luz el año 1955 y fue la primera obra destacada de este sacerdote que dedicaría gran parte de su actividad y de sus energías a la comunicación.
Se trata de una especie de diario, crónica o, sencillamente, recuerdos de los primeros cien días de sacerdocio. Cada página invita a vivir la propia existencia apasionadamente, pero además a dejarse sorprender por las personas y circunstancias que pasan diariamente a nuestro alrededor.
Es en esta cotidianeidad donde resulta factible ver a los otros generosamente, con misericordia y compasión. Con estos ojos vieron al autor muchos de los que se cruzaron con él. Por este motivo, la segunda parte de esta obra está compuesta por una serie de testimonios de sus amigos más cercanos: José María Cabodevilla, Joaquín Luis Ortega, Luis Alonso Schökel, Santiago Martín, José María García Escudero, Florencio Martínez Ruiz, Antonio Montero, Vicente Enrique y Tarancón, José Luis Aranguren Egozkue y José María Javierre.
Un cura se confiesa es, antes que nada, un manifiesto de humanidad y de amistad.
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Un cura se confiesa vio la luz el año 1955 y fue la primera obra destacada de este sacerdote que dedicaría gran parte de su actividad y de sus energías a la comunicación.
Se trata de una especie de diario, crónica o, sencillamente, recuerdos de los primeros cien días de sacerdocio. Cada página invita a vivir la propia existencia apasionadamente, pero además a dejarse sorprender por las personas y circunstancias que pasan diariamente a nuestro alrededor.
Es en esta cotidianeidad donde resulta factible ver a los otros generosamente, con misericordia y compasión. Con estos ojos vieron al autor muchos de los que se cruzaron con él. Por este motivo, la segunda parte de esta obra está compuesta por una serie de testimonios de sus amigos más cercanos: José María Cabodevilla, Joaquín Luis Ortega, Luis Alonso Schökel, Santiago Martín, José María García Escudero, Florencio Martínez Ruiz, Antonio Montero, Vicente Enrique y Tarancón, José Luis Aranguren Egozkue y José María Javierre.
Un cura se confiesa es, antes que nada, un manifiesto de humanidad y de amistad.