Festa
El bisbe Fructuós de Tarragona i els seus diaques Auguri i Eulogi moriren cremats a l’amfiteatre de la seva ciutat, ben conscients que ‘tenien a la seva memòria l’Església Catòlica, estesa de l’orient a l’occident’, paraules que han entrat dins la Pregària Eucarística de la missa. Totes les diòcesis del Principat de Catalunya en celebrem la festa.
Oració col·lecta
Senyor, Vós que concedíreu al bisbe Sant Fructuós de donar la vida per l’Església, estesa des d’orient fins a occident, i volguéreu que els seus diaques Sant Auguri i Sant Eulogi l’acompanyessin, plens d’alegria, en el martiri; feu que la vostra Església visqui sempre alegre en l’esperança i es doni sense defallir per al bé de tots els pobles.
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Jesús no fue sólo un buen maestro, ni fue únicamente un predicador de ideas revolucionarias. Empequeñeceríamos su mensaje si lo redujéramos a sus discursos, por importantes que éstos sean. En Jesús los hechos son más decisivos aún que sus palabras. Y, sobre todos sus hechos, su muerte y resurrección.
Todo hombre revalida su vida con su muerte. Y esto ocurre, multiplicadamente, con la muerte de Jesús y su resurrección, sin las cuales su existencia habría sido una más entre las de los hombres. Sobre todo si se piensa que su muerte y resurrección no fueron una anécdota en un rincón de las páginas de la historia, si se recuerda que, como escribió Pascal, «Cristo está en agonía hasta el fin del mundo. Y no se debe dormir en esta hora».
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Jesús no fue sólo un buen maestro, ni fue únicamente un predicador de ideas revolucionarias. Empequeñeceríamos su mensaje si lo redujéramos a sus discursos, por importantes que éstos sean. En Jesús los hechos son más decisivos aún que sus palabras. Y, sobre todos sus hechos, su muerte y resurrección.
Todo hombre revalida su vida con su muerte. Y esto ocurre, multiplicadamente, con la muerte de Jesús y su resurrección, sin las cuales su existencia habría sido una más entre las de los hombres. Sobre todo si se piensa que su muerte y resurrección no fueron una anécdota en un rincón de las páginas de la historia, si se recuerda que, como escribió Pascal, «Cristo está en agonía hasta el fin del mundo. Y no se debe dormir en esta hora».