El libro que el lector tiene entre sus manos se fue gestando día tras día como meditación y valoración, ensalzamiento o reproche, de realidades, personas y hechos que han determinado en los últimos años la vida de la sociedad española. Aparecieron como artículos en los dos periódicos con más trascendencia en la conciencia pública: el ABC y El País. Se parte de la proximidad a los acontecimientos a la vez que se toma distancia ante ellos para entenderlos mejor. Experiencia y reflexión son igualmente importantes. El principio establecido por Sócrates en su defensa es hoy más necesario que nunca: «El hombre no puede vivir la vida sin reflexión»; ni el individuo ni la sociedad. El presupuesto implícito en el título es que hay una interacción decisiva entre esas tres realidades: cada una de ellas interviene y es influida por las otras dos. En la marcha de la sociedad influyen, a parte de la cultura y de la religión, otros grandes poderes: la ciencia, la técnica, la economía, la política, la ética, el deporte. Cada una de esas áreas debe llevar a cabo su labor, asumiendo su responsabilidad concreta y aceptando sus limitaciones. El principio de convivencia entre esas áreas es dual: «diferenciar para unir», «unir para diferenciar», en la afirmación propia y en el respeto al prójimo.
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El libro que el lector tiene entre sus manos se fue gestando día tras día como meditación y valoración, ensalzamiento o reproche, de realidades, personas y hechos que han determinado en los últimos años la vida de la sociedad española. Aparecieron como artículos en los dos periódicos con más trascendencia en la conciencia pública: el ABC y El País. Se parte de la proximidad a los acontecimientos a la vez que se toma distancia ante ellos para entenderlos mejor. Experiencia y reflexión son igualmente importantes. El principio establecido por Sócrates en su defensa es hoy más necesario que nunca: «El hombre no puede vivir la vida sin reflexión»; ni el individuo ni la sociedad. El presupuesto implícito en el título es que hay una interacción decisiva entre esas tres realidades: cada una de ellas interviene y es influida por las otras dos. En la marcha de la sociedad influyen, a parte de la cultura y de la religión, otros grandes poderes: la ciencia, la técnica, la economía, la política, la ética, el deporte. Cada una de esas áreas debe llevar a cabo su labor, asumiendo su responsabilidad concreta y aceptando sus limitaciones. El principio de convivencia entre esas áreas es dual: «diferenciar para unir», «unir para diferenciar», en la afirmación propia y en el respeto al prójimo.