Patrona de los enfermos crónicos que quieren aprovechar su larga enfermedad para pagar sus pecados, convertir pecadores y conseguir un gran premio en el cielo. El decreto de Roma al declararla santa dice de ella que fue "un prodigio de sufrimiento humano y de paciencia heroica".
Adrienne Mayor, autora de obras como Mitrídates el Grande, Amazonas o Fuego griego, flechas envenenadas y escorpiones se atreve ahora con la fascinante y jamás contada historia de cómo el mundo antiguo imaginó robots y otras formas de vida artificial, e incluso de cómo inventó autómatas. Autómatas míticos aparecen en las leyendas de Jasón y los argonautas, Medea, Dédalo, Prometo y Pandora, y, al menos ya desde Homero, los griegos imaginaron sirvientes robóticos y estatuas animadas, y también versiones de nuestra inteligencia artificial. Según las leyendas indias, las reliquias de Buda eran custodiadas por guerreros androides, que sabemos copiaban diseños grecorromanos de autómatas reales. De hecho, muchas máquinas animadas, ciertamente sofisticadas, fueron construidas en la Antigüedad, alcanzándose el clímax de su invención con toda una serie de autómatas diseñados en Alejandría, el primer Silicon Valley. Dioses y robots es un relato pionero sobre las más tempranas expresiones del impulso humano para crear vida artificial y jugar a ser dioses, que demuestra, además, que detrás de la ciencia siempre ha estado la imaginación.
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Adrienne Mayor, autora de obras como Mitrídates el Grande, Amazonas o Fuego griego, flechas envenenadas y escorpiones se atreve ahora con la fascinante y jamás contada historia de cómo el mundo antiguo imaginó robots y otras formas de vida artificial, e incluso de cómo inventó autómatas. Autómatas míticos aparecen en las leyendas de Jasón y los argonautas, Medea, Dédalo, Prometo y Pandora, y, al menos ya desde Homero, los griegos imaginaron sirvientes robóticos y estatuas animadas, y también versiones de nuestra inteligencia artificial. Según las leyendas indias, las reliquias de Buda eran custodiadas por guerreros androides, que sabemos copiaban diseños grecorromanos de autómatas reales. De hecho, muchas máquinas animadas, ciertamente sofisticadas, fueron construidas en la Antigüedad, alcanzándose el clímax de su invención con toda una serie de autómatas diseñados en Alejandría, el primer Silicon Valley. Dioses y robots es un relato pionero sobre las más tempranas expresiones del impulso humano para crear vida artificial y jugar a ser dioses, que demuestra, además, que detrás de la ciencia siempre ha estado la imaginación.