Joven acomodada de Valencia que pasaba los veranos en la playa valenciana de Nazaret e hizo todo lo posible hasta fundar las Esclavas de María Inmaculada (1892) para que las mujeres trabajadoras pudiesen acceder a la formación.
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«El Padre Ignacio Amorós, movido desde su propia vida en contacto con la obra de la Madre Teresa, misionando en partes diversas con las Misioneras de la Caridad, ha querido realizar un trabajo de investigación sobre el punto nuclear de la vida, vocación y espiritualidad de la santa de Calcuta: Tengo sed» (Del prólogo escrito por el Padre Pascual Cervera, Coordinador Internacional del Movimiento del Corpus Christi para sacerdotes). El 10 de septiembre de 1946, Madre Teresa recibió una segunda llamada dentro de su vocación. Ese día Jesús le hizo comprender que las palabras que había pronunciado en la cruz, «Tengo sed», no se referían únicamente a la sed material que experimentaba en su agonía, sino al intenso deseo de Dios de amar y ser amado. «Jesús está enamorado de ti», explicaría después Madre Teresa, que supo ver que la sed de Jesús contiene toda la pasión de Dios. Saber que Dios suspira por el amor de cada hombre la conmovió tan profundamente que le cambió la vida. A partir de aquel momento, y siguiendo unas locuciones divinas que seprolongarían por espacio de un año, se fue fraguando en su interior la necesidad de saciar la sed de Jesús sirviendo a los más pobres de los pobres.
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«El Padre Ignacio Amorós, movido desde su propia vida en contacto con la obra de la Madre Teresa, misionando en partes diversas con las Misioneras de la Caridad, ha querido realizar un trabajo de investigación sobre el punto nuclear de la vida, vocación y espiritualidad de la santa de Calcuta: Tengo sed» (Del prólogo escrito por el Padre Pascual Cervera, Coordinador Internacional del Movimiento del Corpus Christi para sacerdotes). El 10 de septiembre de 1946, Madre Teresa recibió una segunda llamada dentro de su vocación. Ese día Jesús le hizo comprender que las palabras que había pronunciado en la cruz, «Tengo sed», no se referían únicamente a la sed material que experimentaba en su agonía, sino al intenso deseo de Dios de amar y ser amado. «Jesús está enamorado de ti», explicaría después Madre Teresa, que supo ver que la sed de Jesús contiene toda la pasión de Dios. Saber que Dios suspira por el amor de cada hombre la conmovió tan profundamente que le cambió la vida. A partir de aquel momento, y siguiendo unas locuciones divinas que seprolongarían por espacio de un año, se fue fraguando en su interior la necesidad de saciar la sed de Jesús sirviendo a los más pobres de los pobres.