Memoria obligatoria
Según la ‘Vida’ escrita por San Atanasio, de joven, muertos sus padres, se tomó tan en serio aquellas palabras de Jesús: ‘Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo- y luego ven y sígueme’ (Mt 19,21b) que se retiró, solo, al desierto de Egipto durante más de veinte años (siglo III). Pero no se desentendió de los problemas del mundo: mantuvo contactos con la Iglesia de Alejandría, su ciudad natal, y animó a cuantos le pedían consejo; muchos le llamaban ‘Padre’ (‘Abad’), y llenaron el desierto de monasterios.
Oración colecta
Señor y Dios nuestro, que llamaste al desierto a San Antonio, abad, para que te sirviera con una vida santa; concédenos por su intercesión que sepamos negarnos a nosotros mismos para amarte a Ti siempre sobre todas las cosas.
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El joven Dorian Gray es retratado por Basil Hallward, pintor subyugado por la belleza de su modelo, a quien cree la fuente de su mejor momento artístico. A través de Basil, Dorian conocerá a Lord Henry Wotton, un aristócrata que lo educará en la idea hedonista de la persecución de la belleza y el placer sensual como único objetivo digno de abrazarse. Dorian, al entender que su belleza está destinada a declinar, deseará que sea el cuadro, y no él, quien sufra esta degradación. Una vez superados los temas de la novela que escandalizaron a la Inglaterra victoriana -la autonomía moral del arte, la sexualidad de los personajes o su férreo hedonismo-, El retrato de Dorian Gray (1891) es en la actualidad una obra fundamental del decadentismo y un clásico moderno de la literatura occidental.
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El joven Dorian Gray es retratado por Basil Hallward, pintor subyugado por la belleza de su modelo, a quien cree la fuente de su mejor momento artístico. A través de Basil, Dorian conocerá a Lord Henry Wotton, un aristócrata que lo educará en la idea hedonista de la persecución de la belleza y el placer sensual como único objetivo digno de abrazarse. Dorian, al entender que su belleza está destinada a declinar, deseará que sea el cuadro, y no él, quien sufra esta degradación. Una vez superados los temas de la novela que escandalizaron a la Inglaterra victoriana -la autonomía moral del arte, la sexualidad de los personajes o su férreo hedonismo-, El retrato de Dorian Gray (1891) es en la actualidad una obra fundamental del decadentismo y un clásico moderno de la literatura occidental.