Día Mundial de la Justicia Social
Buen obispo de Tournai (~ 484-530): recordado por su fe y celo apostólico.
Existe un dicho rabínico según el cual cada polémica tiene, si se mira profundamente, tres caras: la tuya, la mía y la cara correcta. Haciéndose suya esa máxima, Pinchas Lapide, judío, y Raimon Panikkar, cristiano, hindú, budista y secular, dialogan en profundidad acerca de Dios, pero también acerca del mal, la mística, el ateísmo, la Biblia, las escrituras védicas o el fundamentalismo.
«Todo lo que podemos decir sobre Dios no es más que un balbuceo impotente que en el mejor de los casos sale a su encuentro, pero que no puede alcanzarlo. ¿De qué Dios estamos hablando, pues?», se cuestiona Pinchas Lapide.
Raimon Panikkar advierte: preguntarse si las diferentes religiones hablan del mismo Dios puede dar a entender que Dios es una cosa en sí de la cual se puede hablar en tercera persona.
Recogiendo la reflexión de Martin Buber, el filósofo catalán sostiene que se debe hablar de Dios en segunda persona: Dios es un tú, nunca un yo o un él.
En el prólogo del libro, Lapide reflexiona sobre la prohibición bíblica de las imágenes de Dios y sobre la imperiosa necesidad de que las religiones dialoguen entre ellas desde la certeza de que este mundo no es ni sano ni insano, sino sanable. En el epílogo, Panikkar repasa la evolución de su imagen de Dios a través de un gratificante relato autobiográfico.
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Existe un dicho rabínico según el cual cada polémica tiene, si se mira profundamente, tres caras: la tuya, la mía y la cara correcta. Haciéndose suya esa máxima, Pinchas Lapide, judío, y Raimon Panikkar, cristiano, hindú, budista y secular, dialogan en profundidad acerca de Dios, pero también acerca del mal, la mística, el ateísmo, la Biblia, las escrituras védicas o el fundamentalismo.
«Todo lo que podemos decir sobre Dios no es más que un balbuceo impotente que en el mejor de los casos sale a su encuentro, pero que no puede alcanzarlo. ¿De qué Dios estamos hablando, pues?», se cuestiona Pinchas Lapide.
Raimon Panikkar advierte: preguntarse si las diferentes religiones hablan del mismo Dios puede dar a entender que Dios es una cosa en sí de la cual se puede hablar en tercera persona.
Recogiendo la reflexión de Martin Buber, el filósofo catalán sostiene que se debe hablar de Dios en segunda persona: Dios es un tú, nunca un yo o un él.
En el prólogo del libro, Lapide reflexiona sobre la prohibición bíblica de las imágenes de Dios y sobre la imperiosa necesidad de que las religiones dialoguen entre ellas desde la certeza de que este mundo no es ni sano ni insano, sino sanable. En el epílogo, Panikkar repasa la evolución de su imagen de Dios a través de un gratificante relato autobiográfico.