Dos madres bien jóvenes y valientes que proclamaron bien alto su fe, muriendo ante las fieras en Cartago (203).
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El mundo de las prisiones es un observatorio privilegiado de los males de la sociedad en la que vivimos, que además nos enseña muchas cosas de nosotros mismos, de nuestra forma de vivir, de la soledad, del miedo, de la inadaptación social, de la incomprensión, de la ambición, de la incultura profunda en valores humanos en la que estamos educados. Quienes están en prisión son parte de nosotros mismos. Seríamos nosotros mismos si hubiésemos nacido en otro sitio, o en otra familia, si la vida nos hubiese tratado peor, si no hubiésemos tenido el coraje de decir no a algunas cosas, si no hubiésemos tenido recursos para manejarnos en la lucha por la vida o afecto para acompañarnos en los viajes más difíciles. Como directora general de prisiones durante casi ocho años, a cargo de de 81 centros penitenciarios y una población reclusa que superó las 70.000 personas, Mercedes Gallizo recibió más de 10.000 cartas de los reclusos. A partir de su experiencia y de esas cartas, hace un retrato necesario e impactante de las cárceles en España, de la difusa frontera entre el ciudadano normal y el delincuente, de las injusticias que saltan a la vista y de un mundo mucho más cercano de lo que nos imaginamos.
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El mundo de las prisiones es un observatorio privilegiado de los males de la sociedad en la que vivimos, que además nos enseña muchas cosas de nosotros mismos, de nuestra forma de vivir, de la soledad, del miedo, de la inadaptación social, de la incomprensión, de la ambición, de la incultura profunda en valores humanos en la que estamos educados. Quienes están en prisión son parte de nosotros mismos. Seríamos nosotros mismos si hubiésemos nacido en otro sitio, o en otra familia, si la vida nos hubiese tratado peor, si no hubiésemos tenido el coraje de decir no a algunas cosas, si no hubiésemos tenido recursos para manejarnos en la lucha por la vida o afecto para acompañarnos en los viajes más difíciles. Como directora general de prisiones durante casi ocho años, a cargo de de 81 centros penitenciarios y una población reclusa que superó las 70.000 personas, Mercedes Gallizo recibió más de 10.000 cartas de los reclusos. A partir de su experiencia y de esas cartas, hace un retrato necesario e impactante de las cárceles en España, de la difusa frontera entre el ciudadano normal y el delincuente, de las injusticias que saltan a la vista y de un mundo mucho más cercano de lo que nos imaginamos.