Solemnidad

Sólo Dios es santo, santo, santo, que significa santo del todo. Todos los seres que Él ha creado participan de su santidad en grados diversos, según su naturaleza y disposición. Así pues, un santo no es alguien que se hace a sí mismo con un esfuerzo hercúleo de autosuperación, sino alguien que se deja hacer por Dios, que se deja arrastrar por su vértigo de amor, hasta llegar a ser transparente.

La solemnidad de hoy es, en primer lugar, una memoria de la santidad que ha configurado a tantas personas, muchas de ellas olvidadas, a lo largo de toda la historia. Así, además de los santos oficiales, podemos venerar a los santos que hemos tenido más cerca.

Es, también, el reto de vivir un camino de santidad en el presente de nuestras vidas. El Evangelio de las Bienaventuranzas es la hoja de ruta que el mismo Jesús nos propone.

Es, finalmente, una mirada a la meta hacia la cual nos encaminamos, cuando Dios lo será todo en todos, cuando se manifestará nuestra identidad más auténtica y seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como es.

Oración colecta

Dios todopoderoso y eterno, que nos has otorgado celebrar en una misma fiesta los méritos de todos los Santos; concédenos por esta multitud de intercesores, la deseada abundancia de tu misericordia y tu perdón.

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