Memoria libre en la diócesis de Sant Feliu de Llobregat
Santa Paula Montal i Fornés (Arenys de Mar, 1799 - Olesa de Montserrat, 1889), pertenece a la pléyade de fundadores y fundadoras que en el siglo XIX honran a la Iglesia en Cataluña. ‘La nueva santa pertenece a ese grupo de fundadores de institutos religiosos que en el siglo XIX hicieron frente a las muchas necesidades que se presentaban’ (De las palabras del Papa Juan Pablo II en el acontecimiento de su canonización en Roma).
Oración colecta
Señor, grandeza de los humildes, que elegiste a Santa Paula Montal, virgen, para dar testimonio con su palabra y obra de tu amor salvador a la familia y a la sociedad, por medio de la promoción integral de la mujer y de la educación cristiana de la niñez y juventud; concédenos, por su intercesión, imitarla en el seguimiento de Cristo Maestro y llegar a los gozos eternos de tu Reino.
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Reflexión sobre los desafíos de los sacerdotes ante un mundo cambiante. "El sacerdote no se pertenece, porque es total y absolutamente de Dios y de los hermanos" (F. Sheen). Se trata de una frase algo retórica, pero sería trágico si el presbítero no aprendiese cada vez más a reconocerse hombre de Dios, elegido y llamado por El, y sobre todo buscado y probado por El. Además, el sacerdote pertenece a los hombres y, por tanto, está llamado a soportar sus cargas y sus preguntas, sus dudas y sus luchas con respecto a Dios. Lo humano y lo divino se mezclan en él, además de otras polaridades conflictivas: creyente y no creyente, solo y de todos, hombre de carne "pero prolongado en el misterio" (F. Fuschini)..., en una síntesis jamás terminada pero luminosa.
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Reflexión sobre los desafíos de los sacerdotes ante un mundo cambiante. "El sacerdote no se pertenece, porque es total y absolutamente de Dios y de los hermanos" (F. Sheen). Se trata de una frase algo retórica, pero sería trágico si el presbítero no aprendiese cada vez más a reconocerse hombre de Dios, elegido y llamado por El, y sobre todo buscado y probado por El. Además, el sacerdote pertenece a los hombres y, por tanto, está llamado a soportar sus cargas y sus preguntas, sus dudas y sus luchas con respecto a Dios. Lo humano y lo divino se mezclan en él, además de otras polaridades conflictivas: creyente y no creyente, solo y de todos, hombre de carne "pero prolongado en el misterio" (F. Fuschini)..., en una síntesis jamás terminada pero luminosa.