PALABRA DE DIÓS, LECTURA DIVINA

En las siguientes páginas, antes de entrar en la guía de la práctica de la lectura divina, enseñaremos cómo, en el fondo, ya se encuentra en la redacción misma de los textos del Antiguo Testamento. En una palabra: la Escritura misma nace como fruto de la lectura divina. Por supuesto, no hace falta decir que los autores del Nuevo Testamento, para describir a la persona y la obra salvadora de Jesucristo, practicaron la lectura divina del Antiguo Testamento. Sucesivamente, los Padres de la Iglesia se movieron por el mismo sendero y los monjes, tanto de la época tardoromana como los de la Edad Moderna, hicieron de la lectura divina el eje de su existencia junto con la oración y el trabajo. El movimiento litúrgico del siglo XX supuso un acercamiento a las fuentes bíblicas. En el Concilio Vaticano II, con las Constituciones sobre la sagrada liturgia y la divina revelación, se abre el camino a un mayor amor por la Sagrada Escritura. Y el Sínodo de 2008 sobre «La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia» da carta de naturaleza a la lectura divina y describe sus características y sus valores.
Bernabé Dalmau nos facilita este trayecto no para dar un sencillo resumen histórico de la lectura divina, sino para captar mejor su valor. Así estaremos más preparados para conocer sus características y poder ahondar en ella.
Bernabé Dalmau (Igualada, Barcelona, 1944), es monje de Montserrat, licenciado en teología y en derecho canónico, experto en liturgia, director de la revista Documents d’Església (Publicacions l’Abadia de Montserrat) y miembro del Centre de Pastoral Litúrgica, donde últimamente ha publicado diversas obras tanto de carácter litúrgico como de vida cristiana.