VAMOS A LA OTRA ORILLA

HACIA UNA VIDA RELIGIOSA RENOVADA

La vida religiosa se ve actualmente muy sacudida y cuestionada por una sociedad descristianizada y secularizada. ¿Quiere decir que no tiene nada más que decir, que no puede atraer ya ni tener sentido para la juventud de nuestra época?
La vida religiosa se perfecciona con cada conversión y cada crisis. En ocasiones nacen intuiciones nuevas que se presentan como faros, pero que únicamente son síntomas de reacción y de oportunismo voluntarista que creen salvar la vida religiosa, pero arriesgándose a enterrar el Evangelio.
De esta forma, nuestro tiempo pide salir de una visión ligada a la ira, al cansancio y al miedo para vivir y vibrar con alegría la vocación y la misión. Entre esfuerzo y comodidad se dibujan de modo peligroso y caricaturesco dos visiones de la vida religiosa.
Volver a encontrar el sentido de una conversación personal, porque los religiosos saben que la vida fraterna es su ecosistema durable. A partir de ahí se puede pasar a la otra orilla, como lo dijo a menudo Jesucristo a sus discípulos, pasar a la otra orilla para escuchar su voz que lleva a una movilidad carismática audaz.